Las diferencias individuales
Las personas tenemos una serie de características comunes pero diferimos unos de otros en muchos aspectos. Se indican las concepciones psicológicas de las diferencias individuales y se distinguen cinco planteamientos del tratamiento educativo. A continuación, se analiza la enseñanza adaptativa que permite hacer frente a la diversidad, mediante el uso de distintos métodos de enseñanza en función de las características individuales. La concepción constructivista recoge los principios de la enseñanza adaptativa.
Grupos sociales y de identificación
Un hecho inherente a la condición humana es la existencia de diferencias individuales a la hora de aprender. A nivel educativo, los estudiantes se diferencian notablemente unos de otros en aspectos tales como las preferencias a la hora de aprender unos contenidos sobre otros, en las estrategias de aprendizaje utilizadas, la competencia curricular, la dedicación o atención que ponen en las tareas a aprender, la rapidez para transferir lo aprendido de una materia a otra, la cantidad de esfuerzo necesario para consolidar o retener los aprendizajes, etc.
Un hecho inherente a la condición humana es la existencia de diferencias individuales a la hora de aprender. A nivel educativo, los estudiantes se diferencian notablemente unos de otros en aspectos tales como las preferencias a la hora de aprender unos contenidos sobre otros, en las estrategias de aprendizaje utilizadas, la competencia curricular, la dedicación o atención que ponen en las tareas a aprender, la rapidez para transferir lo aprendido de una materia a otra, la cantidad de esfuerzo necesario para consolidar o retener los aprendizajes, etc.
No cabe duda de la existencia de tales diferencias. Ahora bien, el reconocimiento de la diversidad de los estudiantes como aprendices hace más compleja la tarea de enseñar. Este reconocimiento de la distintividad ha de permitir determinar cuándo y dónde empiezan lo que denominamos diferencias individuales y cuándo y dónde esas diferencias alcanzan el grado de dificultades que algunos alumnos/as experimentan ante determinados procesos de aprendizaje.
En efecto, todos los profesores se han encontrado con alumnos/as diferentes, algunos de los cuales presentan necesidades que obligan a buscar y desarrollar vías, estrategias y métodos igualmente diversos, a utilizar materiales y permitir ritmos distintos, etc. Y otros estudiantes en los que se aprecia con claridad grandes diferencias entre ellos y sus compañeros en cuanto a los aprendizajes básicos que por su edad deberían haber alcanzado, esto es, estudiantes a los que los recursos ordinarios puestos a su alcance no son suficientes para resarcir sus necesidades y que precisan medidas más concretas para el logro de las finalidades educativas en la admisión de niveles de consecución diferentes.
Si bien hasta épocas recientes se han realizado muchas definiciones acerca del concepto dificultades de aprendizaje existen una serie de matices diferenciadores inherentes a su nominación. En general, estos términos comprenden un grupo heterogéneo de dificultades que forman parte de un continuo de necesidades educativas en las que el rasgo más remarcable está determinado por el carácter intrínseco o extrínseco de determinados aspectos que producen un bajo rendimiento escolar.
En este sentido, en su concepto se comprenden un abanico de dificultades que presentan los estudiantes en los procesos de adquisición de conocimientos manifestándose en una imperfecta capacidad para hablar, leer, escribir, comprender, razonar o realizar cálculos matemáticos. En ocasiones, estas manifestaciones pueden aparecer asociadas a otras dificultades (deterioros sensoriales, dificultades cognitivas, OO.) o estar influidas por factores ambientales (diferencias culturales, etc.) pero no son únicamente el resultado directo de estas condiciones o influencias.
Dentro del actual sistema educativo hemos de considerar los niveles de concreción del currículo como niveles de adaptación que marcarán las directrices de la práctica educativa a distintos niveles. De las orientaciones de mayor nivel de generalidad, que sirven para orientar las situaciones de enseñanza aprendizaje, se admiten tomas de decisiones más concretas para una adecuada atención a la diversidad del alumnado.
De otro lado, no es sólo la diversidad del alumnado 10 que nos hace reflexionar respecto a los grandes grupos de concreciones curriculares sino que, además, hemos de tener en cuenta la diversidad del profesorado. Estamos pues, además de un alumnado con diferencias individuales que se evidencian y proyectan en la diversidad de expectativas, motivaciones, capacidades, nivel de conocimientos previos, etc. con un profesorado también con diferencias de esta índole, y con una gran diversidad en sus planteamientos metodológicos, procedimentales y actitudinales hacia el tema de la diversidad instruccional que domina y define el ámbito educativo.
Es por todo ello que el profesorado, a través de una planificación e intervención intencionalmente coordinada de la enseñanza, ha de poner en marcha diversos mecanismos de forma que permitan alcanzar los objetivos generales para todos los alumnos/as en relación a las diferencias individuales que presenten.
En este sentido, cuando los recursos ordinarios (cambios metodológicos, diversificación de materiales, prolongación en el tiempo, etc.) no sean suficientes han de poner en marcha estrategias de intervención más concretas para dar respuesta a las necesidades educativas de los alumnos/as que presentan dificultades más o menos profundas en el aprendizaje.
Además de ello, uno de los retos más importantes para el profesorado, con independencia de las vías utilizadas para tratar la diversidad, reside en un cierto cambio en algunas de sus actitudes. Es vital que los profesores comiencen a valorar positivamente las diferencias entre los alumnos/as, que se vayan habituando a considerar el progreso particular de cada alumno/a en relación consigo mismo y sus necesidades y no frente a un patrón objetivo y externo referenciado en los demás.
Consecuentemente, no se puede plantear la situación instruccional como una oferta general sino bajo la asunción de la diversidad del grupo desde la cual se considere al individuo y en la que se comprometan los distintos elementos del currículo en la atención a la diversidad de capacidades, intereses, ritmos personales de trabajo, estilos de aprendizaje, motivación, etc. del estudiante.
Implícito a estas consideraciones está la idea de tomar como referente el ciclo educativo en los procesos de enseñanza-aprendizaje, en contraposición al año escolar. Esto permitirá comprender que el rendimiento escolar es un proceso donde unos alumnos/as llegan antes y otros después evitando así el planteamiento de éxito o fracaso al final de cada curso escolar. Esta idea ayudará a discernir y a trabajar en base a planteamientos didácticos abiertos en la respuesta a la diversidad de necesidades de los estudiantes en los centros.
Aceptación y rechazo en la etapa de vejez
Se entiende que los alumnos/as destinatarios de acciones educativas concretas responden, como hemos puesto de manifiesto, a una tipología muy variada pero que, en gran medida, reflejan y formulan demandas y necesidades muy concretas en aspectos como dificultades en su base de conocimientos en distintas materias, dificultades en la forma y ritmo de aprendizaje, falta de confianza en sí mismos y en sus posibilidades, falta de motivación, interés, etc. además de una experiencia acumulada de fracaso plasmada en rendimientos discrepantes a lo largo de la trayectoria escolar.
En general, estos alumnos/as conforman un grupo heterogéneo y amplio dentro de las necesidades educativas que pueden presentar a medida que avanzan en el currículo a lo largo de la escolaridad. Entre las necesidades más directamente relacionadas con las dificultades de aprendizaje y que son básicas y comunes a distintas áreas podemos referir las que a continuación se señalan:
• Mayor habilidad para la lectura
• Mayor uso y dominio de la comprensión lectora
• Mayor habilidad para la expresión y comprensión oral
• Mayor destreza para la escritura
• Mayor competencia para el razonamiento matemático
• Mantener mayor atención en las tareas de aula
• Ser capaz de fijar la atención en nuevas tareas
• Recuperar aquellos aprendizajes que no fueron consolidados etc.
A fin de asegurar un adecuado aprendizaje por parte de estos estudiantes es necesario establecer procesos de enseñanza que contemplen retos adecuados a sus capacidades y posibilidades, una instrucción más flexible, métodos más estructurados, estímulos para trabajar con mayor intensidad, mayor comprensión y aceptación, etc.
En este sentido, es preciso tener en cuenta que los efectos de no crear las condiciones que den respuesta a las necesidades de los estudiantes que presentan dificultades de aprendizaje pueden desembocar fácilmente en situaciones de frustración, en problemas de conducta, falta de motivación así como sentimientos de indiferencia hacia las experiencias escolares y, en definitiva, fracaso académico.

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